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El Grumión de la Niebla
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Jesús, si tu nombre sonara Coubertin, al baron de Coubertin, fundador de los juegos Olímpicos Modernos, y en tus libros metieras notas en latín como: “Citius, altius y fortius”. Algún tosco seguidor te pondría en un altar.
Este señor se hizo famoso por plagiar frases en todos sus libros, como las anteriores en latín. Que son de un obispo dominico de 1894 sacadas de un sermón a sus feligreses. Es una invitación a dar lo mejor de uno mismo, que no significa ser el primero necesariamente.
Tú, Jesús, con tu libro de El Grumión, intentas sacar lo mejor de las personas, lo mejor de una sociedad aletargada, golpeada, colapsada y manipulada.
Se nota tu corazón de un escritor social entre las líneas de este libro.
El personaje de Grumión, si en cuenta de llamarse Luis, se llamare James Dean, los hipócritas, superficiales de esta sociedad estarían aplaudiendo tus libros con las orejas.
Gracias Jesús por este libro que retrata un personaje de esta sociedad que pasa las penurias y los errores de un mundo de locos. Que no perdona ni permite a estos marginados recuperarlos para la sociedad.
Gracias por ser auténtico en tu escritura y en tus reflexiones del final del libro.
JPM
Septiembre 2016
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Posiblemente, si no me lo hubiese ofrecido el autor no hubiese leído el Grumión, pero he de reconocer que una vez terminado, tengo la sensación de que este libro dice muchas cosas, que yo no acabo de ordenar o de interpretar; en una palabra no se por donde empezar; reconozco que no estoy muy acostumbrada a leer este tipo de obras. De alguna forma diría que me supera y que me exige cierto trabajo mental al que no estoy muy acostumbrada.
Carmina, octubre 2016-10-14
Yo sólo he pretendido contar una pequeña parte de la historia de Luis, es verdad que he dotado al libro de ciertos pilares fundamentales en la existencia del ser humano ; por este motivo el escenario donde se desarrolla el relato está envuelto de cierto ropaje que el lector entenderá como muy cercanos o de cierta familiaridad.
El derecho como forma de convivencia en la sociedad (pues tenemos derechos y obligaciones) es algo sobre lo que los romanos ya legislaron.
La información como el mayor enemigo de la desinformación. Sigue existiendo ese debate de que es la cultura, una pregunta que cada uno responde según su criterio; para mí la cultura es conocimiento y el conocimiento siempre nos ayuda a encontrar ese sentido a la vida: esta podría ser mi respuesta.
Hablo de la rutina, algo inherente al ser humano, esto me hace recordar ese capítulo maravilloso de la “Odisea” donde Ulises, cuando llega a la isla “Calipso” en la que su reina sale a recibirle y le propone la felicidad que todo el mundo desea: sexo, comida, no envejecer, prácticamente vivir como un Dios, pero, Ulises renuncia y prefiere elegir y descubrir y hacer frente a los designios del día a día de su existencia.
Finalmente apelo a los recuerdos: vivimos para acumular experiencias y conocer historias que de alguna manera siempre podemos compartir.
Nota; El otro día contemplando la película “Agustina de Aragón”. En una secuencia, la protagonista descubre que su prometido es un traidor afrancesado porque tiene en la mesa ¡un libro de Voltaire! (representante de la ilustración)…
AUTOR
COMENTARIO (enviado el 05/12/16)
La mayoría de las veces estamos predispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas. El tiempo es nuestro principal desafio, y no solo porque nuestra vida consista desde el principio en una irrebatible y prodigiosa cuenta atrás, sino porque la percepción y el tratamiento del tiempo resulta especialmente difícil para nuestra inteligencia. Uno de los síntomas que, silenciosamente, nos anuncia y acompaña en la madurez es nuestro intento sereno de comprender que estamos hechos de tiempo. Por este motivo es importante comprender que la inteligencia falla cuando trata de fijar la realidad usando marcadores o referencias, porque, la mayoría de las veces este tipo de conceptos rechaza la fluidez de todo cuanto existe. Esto nos obliga a pensar en términos de evolución, que no significa lo mismo que progreso, asumiendo que la vida es movimiento y no solo se dirige hacia adelante, también existen el estancamiento y el retroceso. De ahí la necesidad y la importancia que necesariamente tiene la comunicación, pues supone un intercambio no solo intelectual, sino también emocional: y reprimirlo solo consigue limitar nuestra aproximación a los demás pues me parece indudable que somos capaces de percibir y captar las ondas que otras personas emiten.
¿De qué se trata la vida ¿De qué se trata? El hombre necesita protegerse, y esto ha de ser con el entendimiento, pues lo emocional, que no deja de ser un rasgo humano fundamental, puede obstaculizar la capacidad de reacción racional y con ello la posibilidad de defenderse ante los avatares a que te somete la vida; entender, comprender resulta básico porque, si no estamos condenados a ser ciegos y perdernos muchos aspectos positivos de la vida.
Después de terminar el libro necesitaba comprobar que efecto estaba produciendo en Luis, pues tenía gran esperanza en las propiedades terapéuticas del ejercicio de compartir las experiencias de una vida y trasladarla a la literatura.
¿De verdad quiero salvar a Luis? ¿De verdad es posible ayudarle? ¿De verdad pienso que, si la literatura puede ser útil para recuperar a un hombre por muchos errores que haya cometido , he de aceptar que no sirve de nada? ¿Y cuando empecé a pensar en negativo? ¿Cuando empecé a pensar que no bastaba con intentar entender a Luis, que no bastaba con averiguar su pasado? ¿Cuando empecé a decirme que el propósito de todos los libros no es suficiente para este libro y que al final la realidad puede salvar a Luis? ¿Estoy intentando salvarme a mi salvando a Luis?
No lo se. Me pregunto si, a partir de determinado momento, a medida que me sumergía en su historia no me habré convertido sin darme cuenta en una especie de depredador cuyo único fin era derrotar a Luis para obligarle a volver a casa cansado de los brazos ajenos pero vencedor de sí mismo, si sólo habré buscado que recupere la ilusión y se reconcilie con la realidad y se reconozca o se reconozca a sí mismo a fin de que yo pueda convertir este libro en el gran difusor de la historia de Luis, un hombre bueno que un día enloqueció y se sumergió en una vorágine vital y quiso vivir más o mucho más de lo que por edad le correspondía por ello utilizo el engaño a si mismo para conseguir que lo quisieran y lo admiraran y otros objetivos a los demás.
¿Es así? ¿Eso es lo que de verdad me propuse? ¿Y no es un disparate? ¿No es una forma de intentar escribir un libro? ¿ Puede un libro reconciliar a un hombre con la realidad y consigo mismo? ¿Puede la literatura salvar a alguien o es tan importante y tan inútil como todo lo demás y la idea de que un libro puede salvarnos es ridícula y trasnochada? ¿ Quiero yo salvarme a mí salvando a Luis? De acuerdo, todos estos interrogantes resultan ridículos y sólo el hecho de plantearlos debería avergonzarme. Pero no me avergüenza, en absoluto. Porque aquí y ahora, no veo una forma mejor de decir. No, sobre todo, a las limitaciones de la
literatura, a su miserable impotencia y su inutilidad; porque,sí; lo pienso: si la literatura sirve para salvar a un hombre, honor a la literatura; si la literatura sólo sirve de adorno (algo que me niego a aceptar) quiero creer que lo imposible se convertiría en posible pues merece la pena intentarlo. También me digo que, a estas alturas, sólo hay una forma de averiguar si se salva Luis, si me salvaré yo, y es terminando de contar la verdad sobre él. O sea terminando de contar su historia. Terminando de escribir este libro.
Es curioso contemplar como las personas entran y salen de tu vida. Mientras escribía la historia de Luis, el se había convertido en alguien importante para mí. Una vez acabado el libro dejó de serlo y salió del círculo de personas cercanas; no por eso había dejado de verle pero sin sentir ninguna ninguna necesidad imperiosa de buscarle y andar detrás de él con la única misión de terminar aquel proyecto que me había comprometido a hacer con su permiso. Es verdad que interiormente me apetecía experimentar y conocer de cerca el poder de la literatura sobre un individuo al que la vida había maltratado. Sin poder reaccionar ante el gran cúmulo de contrariedades que, una tras otra, lo había dejado sin capacidad de reacción. Hoy hace ya casi dos años que terminé el libro y he coincidido con Luis muchas veces; al principio dejamos de hablar de todo lo relacionado con su vida y del propio libro: Teníamos los dos una especie de hartazgo por el estrés y la presión a la que los dos nos habíamos sometido, pero una vez pasados los primeros meses Luis empezó a hablar de las cosas que para él eran importantes: la primera, que había localizado a su primer hijo: vivía en Málaga con un familiar desde los diecisiete años y tenía pareja; ahora se comunican por teléfono una vez a la semana. También había recuperado la paga social de cuatrocientos euros y a su hija la lleva de vez en cuando a ver a su madre cuando la sacan del psiquiátrico alguna temporada en casa de los padres de ella. El seguía atendiendo a su familia de forma diligente. La sensación que tuve al escuchar a Luis fue la de ver a un hombre que empezaba a mirar la vida con cierta esperanza y a aceptar que los problemas no se resuelven solos, que hay que enfrentarse a ellos. Tengo que reconocer que esta actitud del personaje del “Grumión de la niebla” me hizo sentir bien, algo que parecía recíproco. Me pidió que le ayudase a confeccionar su curriculum con la ilusión de tener acceso a entrevistas y la posibilidad de sentirse útil y capaz. Soy un defensor convencido de la reinserción social; creo que a quien ha infringido una norma hay que darle una nueva oportunidad ayudándole en todo lo posible.
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REFLEXIONES SOBRE “EL GRUMIÓN DE LA NIEBLA”
A veces la vida es muy capaz de sorprendernos con
situaciones inesperadas. El temor no se exhibe, la vida nos da lecciones a cada
paso, basta con que tengamos la cabeza y el corazón abiertos para recibirlas y
aprovecharlas. No es fácil, ni siempre cuestión de tiempo. He oído palabras
cuyo valor residía en su moderación y provenían de gente muy joven. Por contra,
también he oído otras pronunciadas por personas de mucha más edad que me han
producido desazón. Aunque eso sí, lo reconozco, el paso de los años ayuda a un
discreto acercamiento a la sabiduría. En todo caso, me consta, no siempre es
suficiente con las palabras, es más, tengo la sensación de que se abusa
demasiado de ellas. Por eso me resulta válido y aplicable en nuestro devenir
individual, pero que no resuelve lo concerniente a lo colectivo ya que siempre
hay que dar crédito a las obras y no tanto a las palabras.
Me considero una persona observadora y receptiva hacia las
historias de cierto contenido social, es algo que no puedo evitar encuentro
cierta belleza en el drama y en esos personajes que pelean contra los malos
acontecimientos que les suceden y por los perdedores que se resignan a su
suerte.
Por
supuesto que no soy el Marcel Proust del barrio ni aspiro a copiar de su obra;
eso sí, me seduce su prosa y su defensa existencialista de la vida porque cree
que se debe vivir como se piensa y cree
en el arte como instrumento de reflexión, de conocimiento y superación.
Pero no voy hablar de mí, sino del “Grumión de la Niebla”. En el libro narro
la historia de Luis, un niño inquieto y travieso que tiene la sensación de que
todo es posible, lo que le llevará en un momento de su vida a hacer algo que
destruirá su futuro y condicionará la vida de las personas más cercanas.
Hablando metafóricamente: la obra es como un plato cocinado,
bien condimentado y listo para saborear y despertar los sentidos y dejándonos
con la sensación de que puede haber segundas oportunidades.
Para terminar os diré: que el camino de Giner de los Ríos y la Institución Libre
de Enseñanza, que prioriza la educación,
la ciencia y la innovación. Giner defendía que no se perdieron Cuba y
Filipinas, en 1988, porque Estados Unidos tuviera mejor Ejército, se perdieron
porque tenían mejores ingenieros, mecánicos y estrategas. Producto de la
enseñanza.
Jesús,
filósofo, sociólogo, psicólogo; espada de alcazaba, flor de sinagoga, vela de
sagrario; trasplantado desde la sierra al llano, desde su atalaya de celulosa y
grafito, traza lineas de observación en todas las direcciones del barrio
ciudadano. Observa, induce, deduce, se apiada del resultado que la genética y
el azar han obrado en el supuesto Luis, fruto de marginación, de presidio, de
desgracia, que, como una silueta difuminada por la niebla, se arrastra por toda
la obra “El Grumión de la
Niebla”. Pero no es Luis el protagonista de la breve
historia, es Jesús el personaje que el nos revela dolorosamente en cada página
de su ensayo literario. (Manuel 8-5-2016)
Amigo Manuel, los que creemos en la libertad de
expresión tenemos que apechugar con comentarios que nos cuesta digerir. No voy
a polemizar contigo sobre tu forma irónica de dirigirte a mí; sólo me voy a
limitar a comentar lo relacionado con el libro. Me hablas de la genética, el
destino, la casualidad, el azar y la marginación: pues si es verdad, lo cual no
quiere decir que se les deje abandonados a su suerte. Para ello la sociedad se
ha dotado de medios, quizás escasos, para tender la mano y paliar en lo posible
sus sufrimientos. Cuantas organizaciones sin ánimo de lucro; cuanta gente
aportando sus capacidades sin más gratificación que lo meramente emocional.
Por supuesto personajes como Luis necesitan de la
medicina, sociología, y psicología, incluso de la filosofía, pues que duda cabe
son herramientas que te ayudan a comprender a los demás y a comprenderte a ti
mismo como ser humano. Con mis escasas capacidades yo, más que arrastrarme, he
peleado por sacar esta historia adelante, algo que queda reflejado en ese
espíritu de lucha personal que cree en la democracia como sistema político y
que defiende con un mínimo de dignidad la reinserción de estas personas.
Jesús, has conseguido algo
que otros muchos libros no han sido capaces de provocar en mi; te lo cuento como
anécdota. Fui al taller con la idea de llenar el tiempo hasta la hora de comer,
llegué, me puse a leer el Grumión y no lo pude dejar hasta el final estuve
cinco horas seguidas atrapado en la historia de Luis. No me considero un
pensador, pero si un observador. Tengo esa sensación de lo disperso en mí y
también en la sociedad con la imposibilidad de encontrar una referencia, el
deseo insatisfecho. (Muñoz 9-5-2016)
Jesús, es difícil para mi
gusto superar “Areles” y “Muga”. Ya que a mi me transmitían con intensidad esa
parte emocional que hace pasar más desapercibido los errores que puede tener un
libro. El Grumión lo he leído de un
tirón y engancha, pero no ha sido lo mismo; las escenas de sexo me han parecido
burdas y chabacanas, rayando la pornografía y el “epílogo” me ha resultado muy
pesado y sobraba y eso que lo he llegado a leer dos veces. (Julián 23-5-2016)
Amigo Julián, entiendo el “epílogo” como la parte
final de un discurso o de una obra literaria en la que se ofrece un resumen
general de su contenido. En cuanto a las partes referentes al sexo solo he
buscado credibilidad dentro de una historia real, el deseo en la cárcel y el
alivio personal que supone en momentos
de necesidad. En cuanto al comercio carnal la prostituta necesita justificar su
precio. Volviendo al epílogo: es una especie de resumen para sintetizar los
argumentos y conclusiones.
Jesús, te conozco lo
suficiente para saber que eres una persona con inquietudes internas y que
necesitas compartir con los demás. La historia de Luis, uno de tantos
perdedores paridos por esta sociedad en la que nos toca vivir, es una vida más
de las que tanto la prensa, el cine y la propia literatura están trufadas de
ellas.
Es, sin embargo, en los
capítulos finales (para mi los más interesantes) donde el autor echa el resto y
esas inquietudes a las que antes aludía,
afloran incontenibles en pensamientos, preguntas y búsqueda de respuestas.
Por ejemplo el Epílogo toda una reflexión que
invita al lector a participar y formar parte de la narración, es una pirueta un
tanto arriesgada que el autor resuelve con elegancia, por lo que al término de
la lectura te queda un buen sabor. (Manuel 30-5-2016)
Jesús, una vez más nos
muestras en este libro tu capacidad de empatizar con otros seres humanos en
dificultades, vemos que las historias te llegan dentro y el hecho de hablar de
ellas, de compartirlas con otras gentes, en este caso a través del Grumión de
la niebla, resulta reconfortante para ti, ya que es una forma de intentar
ayudar de forma modesta en la toma de conciencia de algunas realidades sociales
que en la vorágine del día a día de cada cual, tendemos a ignorar. Soterradas
pero ahí están. (Teresa 31-5-2016)
Me ha atrapado sobre todo
por el equilibrio entre los pensamientos del investigador y los del personaje
investigado. Reflexiones llenas de sinceridad, autenticidad y salidas de lo más
íntimo de las entrañas por sus dolorosas verdades; de esta forma te impregnan
de manera potente los dos personajes del relato, sobre todo del autor lleno de
gran sensibilidad hacia lo social mostrando un interés por todo lo que
realmente da sentido a la vida. El análisis de la vida de los seres humanos es
tan interesante, tan rico, y tan variado, algo que llevamos siglos observando y
siempre nos surgen nuevas preguntas y dudas.
En mi opinión podemos
aprender de dos formas: desarrollando la conciencia y la comprensión, o por el
dolor y el sufrimiento propios. La elección siempre ha sido, es y será
personal. (Ramón 1-6-2016)
Un personaje así no se
merece un libro, odio a estos individuos, no los soporto, los ignoro
totalmente; sólo cuestan dinero a la sociedad y es una pena: dedicar tiempo a
ellos es malgastarlo, no se merecen ninguna lástima. Lo siento es lo que me
pide el cuerpo. (Francisco 2-6-2016)
Un ser humano siempre merece respeto porque, si no
respetas, acabas perdiendo tu dignidad como ser humano. La Democracia es el
sistema político que muestra cierto interés por los llamados excluidos. ”El
Grumión” busca desarrollar la empatía hacia esas personas.
Jesús, he de felicitarte
por el placer que he sentido leyendo el “Grumión” y sobre todo por lo bien que te deja al final; lo único que he
echado en falta es no haber alargado esas pequeñas vivencias que tuvo Luis en
su infancia y posteriormente, durante sus dos etapas en el correccional y en la
cárcel de Daroca. Me ha dejado un poco con las ganas. (Vicente 28-5-2016)
El Grumión de la niebla está planteado desde un
concepto existencialista donde tanto el protagonista como el autor toman sus
propias decisiones y se responsabilizan de ellas; las pequeñas historias son
eso, pequeños recuerdos que quedan grabados en el almacén sentimental que todos
tenemos, vivimos y acumulamos; vivencias que se nos despiertan conforme
envejecemos, en principio de forma individualista, algo que también nos lleva a
buscar el compromiso colectivo, como evolución dentro de nuestra naturaleza.
Hoy tengo un ratico y te voy a dar mi
visión, como siempre muy personal y que no entra en conflicto con otras
opiniones, que es una de las cosas mas importantes que tenemos las personas de
poder opinar libremente. En el libro describes a Luis, pero hay Marianos,
Joses, Eduardos y un sin fin de casos como este que por diferentes motivos y
situaciones de la vida han llegado a ese punto de degeneración que el ser
humano, tiene la capacidad de caer en los mismos infiernos. Los que tenemos un
edad, para ver años atrás, vemos como "El sistema" necesita de las
debilidades del ser humano, para "manejar" a las personas.
Para mi nace desde el mismo momento que la sociedad empieza a cuestionar el
valor positivo que ha tenido La
Familia, como soporte de todas las sociedades y de
donde emanan todos los valores que al día de hoy están siendo
cuestionados (respeto, autoridad, dialogo, comunicación). No hay un carnet de
padre o madre, ni un libro que garantice nada, pero si un compromiso de formar
hombres para la sociedad en que vivimos. Vemos y en el, libro así se ve, aun en
los casos de degradación mas profunda del ser humano, la familia es el único
salvavidas al que se agarran todos en su desesperación. Debemos ser conscientes
del valor de la familia como transmisora de valores, y los casos de Luis, Joses
etc., hay que considerarlos en primer lugar que son personas, que aunque
no sean noticias de primeras páginas de los periódicos, hay gente comprometida
que ayuda y colabora en la recuperación haciendo posible en
muchoscasossurecuperación. Sacar las realidades dolorosas de la vida cotidiana,
no nos gusta, o "no es de mi incumbencia", pero no hay que volver la
cara pues en definitiva las vida da muchas vueltas. (Lázaro 9-6-2016)
Das voz al testimonio de Luis, A
su recorrido vital (“Al único, Jesús, al que le he contado mi vida”). Todos
venimos de nuestros padres con sus circunstancias que, inseparablemente, van a condicionar las
nuestras en una sociedad globalizada desde la más destructiva motivación: la
codicia económica institucionalizada al servicio -aquí y allá- de oligarquías
contra las mayorías sociales.
Lo dices (“nos enfrentamos a dos
visiones distintas: la democracia social y la económica. Ha vencido esta
última”).
El testimonio de Luis es simbólico.
Millones de personas han pasado y pasan por reformatorios y cárceles, con sus
códigos no escritos, en estas, de poder, dominación y violencia.
Luis, vive en directo la muerte de
un compañero de cárcel, la traición de la persona con quien compartía celda, el
miedo en sus entrañas, la sufrida adaptación a un medio en el que “paga” pero
que no le redime.
Tu libro transparenta lo que vas
conociendo, en diversas etapas, de la realidad de Luis, etapas con inevitables
desalientos e interrogantes, superas los desalientos y das respuesta a algunos
interrogantes.
Este tipo de experiencias narradas
no se pueden percibir sin el corazón movido y conmovido.
Y, desde luego, quien no esté
abierto al dolor del otro “concreto” en su circunstancia, jamás podrá atisbar
siquiera el objetivo de tu libro, para mí plenamente alcanzado: presentarnos a
Luis, al que muchos ya no podremos dejar
de querer. _(Miguel 9-6-2016)
ES así la lectura: un modo de mostrar la vida , de hacer a
los demás participes del drama de vivir
como si fuera propio...Autor
Pensaba que el Grumión de
la niebla, era una novela más, luego entendí que contenía un relato distinto que me leí prácticamente
de un tirón y no me costo ningún trabajo terminarlo, ahora bien, por un lado
felicitar al autor por su trabajo pues me consta que lo tiene y luego hacer una
pequeña crítica sobre la carga de moralina que rezuma en sus páginas. (Carmen 8-6-2016)
Según mis conocimientos, la “moralina” es una
moralidad superficial y falsa, algo así como los viejos profetas que
atemorizaban a la gente, inculta, con una retórica que infundía miedo y terror.
El Grumión no tiene nada de eso, es un trabajo realista, el autor no actúa de
una manera falsa o hipócrita; en ningún momento traiciona sus principios y valores.
Me resulta intolerable aceptar que una persona que
haya leído el libro, se quede con la sensación de que exista mala fe, que yo no
pretenda expresar lo que pienso, sino justificar una actitud o un interés
aferrándome a cualquier pretexto...
Escribir es ir descubriendo lo que se quiere decir.
Escribir fija sospechas, expone dudas, preguntas, sobresaltos...
Me cuesta leer este tipo de
libros donde el autor intenta por todos los medios dignificar la vida de Luis
convirtiéndolo en un simple inocente. (Pilar 21-6 2016)
Me ha gustado el personaje
de Carmen, una mujer coraje con la que nos identificamos muchas mujeres, un
valor que no deberíamos perder nunca. (Rosa 20-6-2016)
He leído a gusto el
Grumión; reconozco que es una buena historia, está bien hilvanada, pero, al
final la encuentro plana, hecho de menos un personaje que acompañe a Luis,
aunque sea de ficción donde el autor pueda jugar para conseguir más realce
narrativo. (Fernando 21-6-2016)
Soy un contador de historias reales y modificar esa
realidad provocaría en mí la sensación de traición, entiendo tu comentario pero
he buscado más que sea el propio lector el que juzgue e interprete esta
historia, pues hay suficientes datos para poder hacerlo.
El autor nos muestra su
preocupación por la sociedad. Una sociedad que solo reconoce y valora lo que
ve, sin cuestionarse si es verdad o mentira; lo que no se ve se oculta, se
olvida, se margina.
El autor se pregunta ¿por
qué?, y busca en sus escritos recuperar la memoria y la dignidad de las
personas que la sociedad olvida y margina.
Un libro para la reflexión.
Gracias por ayudarme a pensar. (Javier 22-6- 2016)
Resulta impactante
acercarse a la historia de Luis, sabiendo que no se trata de un personaje
imaginado, sino de un hombre real. Historia dura y reiteradamente perdedora.
Luis ha ido desgranando sus
vivencias para otro que quiso escucharle, y lo hizo a costa de revivirlas con
todo el dolor que le suponía, incluso hasta dejar de dolerle.
Una vez tras otra intentó
levantarse, solo o buscando ayuda, pero una parte de su ser se imponía
siempre haciendo que no midiese las consecuencias de sus actos, lo que le
acarreaba un nuevo desastre. Él, en ocasiones, lo achacaría a la mala suerte,
así que no vamos a juzgarle aunque los hechos relatados por él mismo parezcan
determinantes.
Jesús ha requerido del
tesón necesario para llegar al final, o mejor digamos al tiempo actual,
escribiendo y describiendo muy bien lo escuchado, hasta hacernos sentir el
grumión que transmite esta desoladora historia.
El libro está escrito con
un estilo atractivo, utilizando recursos que ayudan a seguirlo, como la letra
cursiva en ocasiones para distinguir tiempos o explicaciones que ayudan a
situar el contexto, aunque alguna vez no resulte dicho uso muy preciso.
Jesús no es un escritor,
así que no debemos juzgar esta obra como la de un profesional, pero creo que
está muy por encima de la media de lo que escribiríamos cualquiera y, en todo
caso, bienvenida sea esta historia. (Agustín 25-6-2016)
No conocía el término
“grumión” hasta que tú mencionaste el título del libro que acababas de
escribir. Unos días más tarde, ya con un ejemplar en mi poder, busqué en balde
la palabra, por lo que finalmente no tuve otra opción que preguntarte
personalmente por su significado.
No se trataba sólo de mera
curiosidad; el título de un libro no es un mero apéndice que pueda extraerse
sin afectar al funcionamiento del organismo al que va unido, ni es algo
accesorio o puramente accidental. Los padres eligen el nombre de sus hijos
cuando éstos todavía no han nacido, pero en el caso de un libro el
procedimiento suele ser inverso, sólo al final se decide de forma definitiva,
porque es parte fundamental del mismo. Una persona puede ser Antonio, Erik,
Diego o Lucía por antecedentes familiares, por homenaje e incluso por seguir
una moda o imitar a alguna popular serie de televisión, pero el título de un
libro responde a su propia esencia.
Sabido ya el sentido de la
palabra, conforme avanzaba en la lectura fui alternando mi propósito: en
ocasiones buscaba despejar aquel grumión que, como un velo rugoso y espeso,
resistente a la luz, se abatía sobre la personalidad de Luis, ocultándola a
todos, incluido tú, mientras que a veces, por el contrario, era tu propio
grumión, el del observador y testigo, el del narrador, el que me interesaba
desvelar.
La vida de Luis, el
protagonista del libro, es la suma de sus decisiones, el conjunto de sus
determinaciones; nada distinto, por cierto, de cualquier otra vida. El éxito o
el fracaso no dependen del acierto en la elección de aquéllas, porque no existe
la decisión acertada, como tampoco la errónea. Al tomar una opción, desechamos
el resto, y con ello impedimos la posibilidad de comparar las series de acontecimientos
que arrancan potencialmente desde ese momento. Podemos conocer, vivir, la línea
temporal elegida, pero el desenlace de todas aquellas que fueron descartadas
sólo podrá ser objeto de especulación, no de referencia.
La victoria o la derrota obedecen,
pues, no al tino o la fortuna en la elección, sino a la capacidad de la persona
para asumir las consecuencias de las decisiones tomadas previamente, a convivir
con ellas, a aceptarlas si son irreversibles o a combatirlas en el caso de que
sean susceptibles de cambio. En el caso de Luis, te preguntas si quieres
salvarle e incluso si la salvación de tu protagonista no es sino un puente
hacia tu propia salvación. Pero lo importante para mí no es encontrar la
respuesta a esa pregunta, sino el hecho de cuestionarme si esa pregunta es la
más adecuada.
Ahí va las mías: ¿Necesitaba Luis ser salvado?
¿Era mayor el peso de sus fracasos que el de sus éxitos? ¿Estaba en paz consigo
mismo y con quiénes le rodeaban? ¿Realmente podemos llegar a considerarlo el objetivo
necesario de una misión? Quizá para ti, por la proximidad con la que te has
podido conducir, resulten obvias las soluciones a estas interrogantes, pero a
mí no me resulta fácil responderlas. Debo confesar que no he conseguido
levantar del todo el grumión que le cubre, que no he logrado llegar más allá de
percibir su silueta, pero sin lograr obtener una imagen nítida, clara y
completa de nuestro protagonista.
Es posible que ello me haya
provocado, ya de entrada, una cierta falta de empatía con nuestro personaje
principal, pero lo más importante es que su (para mí) persistente grumión me ha
impedido conocerlo, saber cómo piensa en realidad y, por ende, valorar a
ciencia cierta la conveniencia, la urgencia o, por el contrario, lo innecesario
de la búsqueda de su redención.
Pues bien, convengamos,
aunque sea a efectos dialécticos, en que Luis precisaba ayuda para superar su
(al menos, aparente) desafección social y su resentimiento, para aceptarse a sí
mismo y, a la vez, las secuelas de sus actos y omisiones pasados, en suma, para
levantarse de sus derrotas y afrontar el futuro. ¿Ha sido la literatura, tu
libro, una herramienta para obtener esa ayuda? En caso afirmativo, ¿ha sido una
herramienta imprescindible? ¿Fundamental? ¿Tan sólo útil, o meramente accesoria?
¿Ha podido asumir una doble naturaleza, distinta según nos detengamos en Luis o
en ti?
Y una última cuestión y
citando tus palabras, “si la literatura sólo sirve de adorno…” ¿deberíamos
entender ese escenario peyorativamente y renegar de ella? ¿Dejaría por eso de
ser un instrumento valioso?
No creo que el
libro, en sí mismo, haya sido para Luis un instrumento de redención ni un
espejo en el que poder verse reflejado, libre de grumión, y revelado a los
demás y a sí mismo; no me malinterpretes, pienso que las conversaciones, las
confesiones, el relativo acercamiento entre narrador y protagonista sí han
podido ser un bastón para Luis, un mecanismo en virtud del cual haya
vislumbrado que sólo integrándose en la sociedad puede vivirse en ella; un
elemento eficaz para comprender que si bien puede ser imposible revertir los
resultados de sus decisiones, es factible convivir con sus secuelas; pero
intuyo que lo hubieran sido igualmente y en la misma medida aun sin haber sido
trasladadas al papel.
En cambio, para ti, el
interlocutor, sí era importante hacer llegar la voz de Luis, sus vivencias, sus
experiencias, sus caídas…hasta nosotros, los lectores. Y no sólo eso, también
era importante para ti trasladar a los espectadores tu propia observación del
sujeto, de su devenir durante el tiempo de gestación del libro y los resultados
que pudieras obtener. Y para ello sí era imprescindible la escritura, era tu
camino. Esto no hace, por supuesto, que
en mi percepción “El grumión de la niebla” pierda un ápice de su valor.
Lo que sí supone
es, cómo no, una exposición al lector y, por tanto, la asunción de riesgo; el
autor puede estar satisfecho del fruto de su trabajo porque considera que ha cumplido su objetivo y eso le
conforta. Pero tiene que aceptar, sin que ello comporte rendición alguna, que
los observadores externos no compartan sus propósitos o sus aspiraciones, o que
no lleguen a interpretarlos acertadamente, o incluso que discrepen acerca de la
bondad de aquéllos.
Alcanzada la meta, el autor
no puede caer en la ingenuidad de pensar que su fruto resultará sabroso a
cualquiera; por contra, deberá admitir que para algunos (o muchos) el plato no
haya cuajado. Por supuesto, eso no disminuirá su aflicción, pero deberá estar
preparado para combatir el desconsuelo y transformar el abatimiento en
entereza, en resistencia.
“El grumión de la niebla”
no gustará a todos, el carácter de su protagonista no le hará simpatizar con
todos, las (para mí) buenas intenciones del narrador no convencerán a todos,
pero nadie debería dudar de la honestidad moral e intelectual de éste. Nadie
debería discutir que todos tenemos derecho a una segunda oportunidad (¿y por
qué no a una tercera?), aunque sólo fuera por la prudente previsión de que
cualquiera puede necesitarla en el futuro. Y nadie debería juzgar con rudeza o
severidad excesiva las intenciones del narrador o su puesta en escena, que para
nada pueden calificarse de hipócritas, con independencia de su acierto al
expresarlas. Yo no lo haré. No soy quién. (Benito 27-6-2016)
Ante todo felicitarte por tu comentario donde
reflejas de forma clara la reflexión que ha producido en ti el Grumión. Decirte
que ciertamente, el título lo elegí conforme escribía la obra. Necesitaba una
palabra que de alguna forma transmitiera cierta atracción y que fuese un pilar
transversal del relato donde los dos personajes, protagonista y autor
compartiesen esa metáfora tan atractiva que nos describe la palabra Grumión.
Para enriquecer el contenido del “blog” te diré que
en ningún momento quise mostrar agradable al personaje de Luis, no quería
cometer el mismo error que Truman Capote en su gran obra a “Sangre Fría”,
suceso real de un asesinato pero que, inconscientemente quiso jugar a hacer de
la realidad una novela...Yo sólo he pretendido describir a Luis tal como es, un
hombre inestable, con pocos recursos dialécticos al que le puede la vida y que
necesita ayuda.
Me viene a la memoria Hannah Arendt, famosa por sus
trabajos de filosofía existencial donde ella considera ese pensamiento como una
forma de libertad, y como no, por su famoso trabajo la “Banalidad del mal”, la
responsabilidad personal frente a la responsabilidad colectiva...
El ser humano es un ser que actúa libremente y es
responsable de sus actos. Por lo tanto, la culpa recaería sobre unas
determinadas personas. Yo rechazaría la idea de una culpa colectiva.
Lo que importa es el fin, y ante hechos consumados
abrir el almacén del inconsciente nos lleva a que el personaje recapacite sobre
sus actos, una forma de enfrentarse a ellos.
El autor da muestras de ansiedad ante la necesidad
de terminar el proyecto una atmósfera que el lector siente, eso sí, una vez
terminado el libro, tiene la necesidad de plantear preguntas y busca cierta
complicidad con los lectores compartiendo respuestas. Tú mejor que nadie has
interpretado las reflexiones posteriores participando y opinando.
Un escritor siempre necesita al lector, pues vive
de sus críticas y opiniones y nunca sabe como van a ser entendidas sus
palabras. En mi caso solo he buscado compartir un pedazo de vida real.
Según decía Hemingway, un autor debe firmar
trabajos donde la realidad, la honestidad y la verdad sean sus señas de
identidad y eso es el Grumión.
Entrañable intento del
autor en una obra que en muchas ocasiones recuerda a otros autores, que se
acercan a la realidad española. Desde la vida de Luis personaje central de la
novela y que contiene pasajes potentes e intensos, en especial los relacionados
con la estancia en prisión del protagonista (que demuestran un gran estudio del
autor de la vida carcelaria).
En resumen una obra que
transmite de forma personal, el personalismo mundo del autor. (M. A.
Clemente, 9-7-2016)
Jesús, si tu nombre sonara Coubertin, al baron de Coubertin, fundador
de los juegos Olímpicos Modernos, y en tus libros metieras notas en latín como:
“Citius, altius y fortius”. Algún tosco seguidor te pondría en un altar.
Este señor se hizo famoso por plagiar
frases en todos sus libros, como las anteriores en latín. Que son de un obispo
dominico de 1894 sacadas de un sermón a sus feligreses. Es una invitación a dar
lo mejor de uno mismo, que no significa ser el primero necesariamente.
Tú, Jesús, con tu libro de El Grumión,
intentas sacar lo mejor de las personas, lo mejor de una sociedad aletargada,
golpeada, colapsada y manipulada.
Se nota tu corazón de un escritor social
entre las líneas de este libro.
El personaje de Grumión, si en cuenta de
llamarse Luis, se llamare James Dean, los hipócritas, superficiales de esta
sociedad estarían aplaudiendo tus libros con las orejas.
Gracias Jesús por este libro que retrata
un personaje de esta sociedad que pasa las penurias y los errores de un mundo
de locos. Que no perdona ni permite a estos marginados recuperarlos para la
sociedad.
Gracias por ser auténtico en tu escritura
y en tus reflexiones del final del libro.
JPM Septiembre 2016
-
--Posiblemente, si no me lo hubiese ofrecido el autor no hubiese leído el
Grumión, pero he de reconocer que una vez terminado, tengo la sensación de que
este libro dice muchas cosas, que yo no acabo de ordenar o de interpretar; en
una palabra no se por donde empezar; reconozco que no estoy muy acostumbrada a
leer este tipo de obras. De alguna forma diría que me supera y que me exige
cierto trabajo mental al que no estoy muy acostumbrada.
Carmina, octubre 2016-10-14
Yo sólo he pretendido contar una pequeña parte de la historia de
Luis, es verdad que he dotado al libro de ciertos pilares fundamentales en la
existencia del ser humano ; por este motivo el escenario donde se desarrolla el
relato está envuelto de cierto ropaje que el lector entenderá como muy cercanos
o de cierta familiaridad. El derecho como forma de convivencia en la sociedad
(pues tenemos derechos y obligaciones) es algo sobre lo que los romanos ya
legislaron. La información como el mayor enemigo de la desinformación. Sigue
existiendo ese debate de que es la cultura, una pregunta que cada uno responde
según su criterio; para mí la cultura es conocimiento y el conocimiento siempre
nos ayuda a encontrar ese sentido a la vida: esta podría ser mi respuesta.
Hablo de la rutina, algo inherente al ser humano, esto me hace recordar ese
capítulo maravilloso de la “Odisea” donde Ulises, cuando llega a la isla
“Calipso” en la que su reina sale a recibirle y le propone la felicidad que
todo el mundo desea: sexo, comida, no envejecer, prácticamente vivir como un
Dios, pero, Ulises renuncia y prefiere elegir y descubrir y hacer frente a los
designios del día a día de su existencia. Finalmente apelo a los recuerdos:
vivimos para acumular experiencias y conocer historias que de alguna manera
siempre podemos compartir. Nota; El otro día contemplando la película “Agustina
de Aragón”. En una secuencia, la protagonista descubre que su prometido es un
traidor afrancesado porque tiene en la mesa ¡un libro de Voltaire!
(representante de la ilustración)…
AUTOR
LAS CLAVES DE “EL GRUMIÓN DE LA NIEBLA”
El tiempo nos avisa de su cualidad efímera; como la
corriente de un río que nos lleva sin remilgos
y por el lecho van quedando huellas y vestigios: Algunas de nuestras
evocaciones y compañías llegan con nosotros al final, otras, las que resisten
la fuerza del empuje, quedan por el camino.
Las nuevas tecnologías y la tiranía de la velocidad actual
de nuestra existencia hacen que los libros sean un objeto de culto. Y sin
dejarse llevar por la nostalgia del pasado, recuerdo que durante mucho tiempo
de mi vida leer un libro resultaba ser una especie de exaltación de la vida condensada en
letras.
El Grumión nos propone conocimiento, interpretación y
muchísima reflexión; ya en sus primeras líneas nos dice que la información es
el mayor enemigo de la desinformación, también nos propone que el derecho forma
parte de la razón y es ahí donde el hombre se juzga a sí mismo.
La portada del libro es una declaración de intenciones que
sitúa al lector ante lo que se va a encontrar en su interior; una parte de la
historia que le tocó vivir al personaje de este relato.
El Grumión es la metáfora más potente que contiene esta
historia, y que señala varios estados de ánimo de Luis y del autor, que el
lector descubrirá sin ningún esfuerzo; su hábitat es la niebla, fenómeno que se
manifiesta de forma vaporosa y que reclama su atención.
He querido añadir esos dos lugares que Freud definía como
los compartimentos fundamentales que el ser humano utiliza con un fin egoísta y
caprichoso según el interés personal de cada uno.
Platón, en la
República, explicó con la metáfora del mito de la “Caverna”
la diferencia entre el conocimiento sensorial y el racional. Los individuos
obligados a mirar al fondo de la caverna pensaban que las sombras eran la
realidad.
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Hola, Jesús:
No he sido rápido en reaccionar, pero voy disfrutando de los posos que me dejó EL GRUMIÓN, y los remuevo al compartir de nuevo lectura con alumos 'metidos de lleno en la historia'. Se ha 'enganchado' al relato de las andanzas de Luis, en parte por hallarse sacudidos también por ciertas circunstancias que los han llevado ya a tener que agarrarse a segundas oportunidades, o a enfrentarse de cerca a esos nebulosos ambientes en que una decisión o la contraria llevan a suertes tan dispares...
La obra me parece el fruto de un extraordinario ejercicio de periodismo de calle; una muestra de que se puede ser generoso con el monedero, con el tiempo libre, con las personas, con la pluma... o el teclado del ordenador. Y la gente necesitamos estímulos, testimonios que nos ayuden a abrir los ojos, que nos hagan sentir cosas a base de agitarnos las entrañas, de exponernos la realidad del marginado -ésa que no queremos ver-. Quizá algún día, cuando el sabio señale la luna dejaremos de mirar el dedo. De puro mirar, quizá algún día veamos...
Acompaño a estas letras las cartas que te dirigen chavales de diecisiete, dispuestos a comerse el mundo; algo más conscientes a partir de la vida de Luis, de que los atajos son demasiado peligrosos.
Gracias, en fin, por los buenos ratos que nos sigues haciendo pasar; nos sentimos partícipes del relato y de las reflexiones que lo salpican, en torno a la vida de un héroe anónimo.
Javier Gallego
Amigo Javier:
No te puedes imaginar la alegría que me has dado al mandarme al correo la felicitación por mi obra. Tengo que decirte que como experiencia personal ha sido muy importante para mi, es reconfortante que haya gente que valora este tipo de trabajos.
Pero,¿qué quiere decir una persona cuando se empeña en expresar sus pensamientos por escrito? ¿Quiere contar historias? ¿Quiere enseñar? ¿Quiere divertir? ¿Quiere convencer y sacudir conciencias? Seguro que quiere todo eso, pero ¿quiere decir algo más? Cuando escribe, no solo quiere contar una historia o relatar una experiencia. Como suele suceder en la vida, en los momentos reflexivos somos capaces de ver, de comprender que habría sido mejor no hacer o dejar de hacer y decir muchas cosas. Sin embargo, esos momentos de arrepentimiento pasan con rapidez y queda el conjunto (con sus errores e incluso con sus culpas), sin que se pueda cambiar, sin que se pueda obrar en un sentido u otro, la única ganancia es el aprendizaje. Al fin y al cabo solo somos responsables del conjunto, los detalles no importan...
Saludo, Jesús
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Estimado Jesus Tirapo García.
En referencia a la obra publicada por usted la cual estamos leyendo.
Me decido a escribirle con motivo de darle mi enhorabuena y felicitarle por dedicar su tiempo en
redactar este libro, y por recoger toda la información necesaria para finalizarlo.
Personalmente, me encantaría acabar conociendo tanto a usted como a el protagonista del libro,
haciendoles una visita o que vinieran de invitados a nuestro instituto ya que serian bienvenidos con
las manos abiertas.
Afirmaba un personaje reinsertado en la sociedad, despues de haber estado metido en el mundo de
los estupefacientes, que “El dinero que no se suda, es el que mas rapido se va”, frase modelo para
todos aquellos que se encuentren en esos momentos de su vida.
Finalmente, me parece un libro que deberían leer muchos jóvenes, un gran porcentaje de estos, se
mueven por el mundillo el cual presenta en su libro. Tal vez este ejemplar les haría recapacitar un
mínimo, y darse cuenta de que seguir por ese camino solo les lleva a un mala vida
Un saludo.
Jaime Sanz Romero
Amigo Jaime:
Cuando inicié este proyecto habría sido mi ilusión conocer como influye la literatura
en una persona con las carácteristicas de Luis y te puedo asegurar que mereció la
pena compartir la historia con él y comprobar sus efectos terapéuticos. Hoy Luis es
un hombre reinsertado: trabaja, cobra 800 € mensuales y cuida de su familia. Ha
sabido aprovechar las bondades de la asistencia social; ahora se ha comprado un
coche de segunda mano, es un hombre distinto, va limpio, cuida su imagen, se ha
areglado la boca y sobre todas las cósas; tiene ganas de vivir, sobre todo por una
pequeña personita que es su mayor acicate, su hija.
Saludos, Jesús
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Estimado Jesús,
Me dirijo a usted para contarle mi opinión personal sobre la lectura “El Grumión de
la Niebla”.
Personalmente me está pareciendo una lectura que cada día te engancha más, y para
mí lo más importante es que el protagonista te llame la atención, y que en ciertas
partes de la lectura seas tú el protagonista, es decir, que te sientes identificado con él.
Quería decirle que Luisito, me está transmitiendo que es un chico con buen corazón,
y pese a los problemas a los que está teniendo, lo bueno es que sabe afrontarlos.
Para mí de momento, lo mejor de esta fabulosa lectura es el principio de todo, cuando
Luisito está en el reformatorio, porque para ser un sitio tan duro como lo pintan, él
sabe divertirse, como haría yo si estuviese en su lugar.
Estamos encantados de conocerle a usted y a Luisito, os estaremos esperando con los
brazos abiertos los alumnos de 4º Agrupado del I.E.S Valdespartera.
Gracias por su atención:
Marcos Gracia.
Amigo Marcos:
Nuestra falta de experiencia unida a los cambios hormonales que se producen hace
que la adolescencia sea una de las etapas más atractivas y dificiles de la vida del ser
humano. Cuando uno es adulto la recuerda con ilusión, pero también uno es
consciente de la inestabilidad que puede provocar. Es un momento importante tanto
en el asentamiento de valores adquiridos en la niñez, como en la adquisición de los
nuevos que te va aportando la vida. Luis, era un muchacho que quiso vivir la vida
demasiado rápido; antes de madurar y adquirir esos principios empezó a
relacionarse con personas que buscaban experimentar situaciones peligrosas; lo que
le supuso grandes lagunas tanto en lo personal como en lo académico.
Posiblemente la memoria de Luis fue muy selectiva pero a él no le sirvió de nada ir al
reformatorio, no consiguió entonces reflexionar de forma madura y perdió sus
oportunidades.
En cuanto a mi protagonismo, también me enganchó la historia , y luche por sacarla
adelante; durante bastantes meses me convertí en la sombra y confidente de Luis. Te
diré que cuando empiezó algún proyecto necesito terminarlo.
No fue sencillo, pues Luis no es un individuo que en esa época expresase fácilmente.
Ahora eso ha cambiado comunica más y está muy centrado y sereno.
Saludos, Jesús
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Saludos mi nombre es Fran. Tenía ganas de poder escribirle y expresarle lo maravilloso que ha sido
poder leer su libro. Ha sido una buena experiencia porque me he sentido identificado con el
protagonista (Luis).
Es admirable que nos demuestren personas como usted que cualquier persona puede cumplir su
sueño de escribir un fantástico libro como el suyo. Me alegraría poder conocerle y que nos contase
como ha sido la experiencia de poder escribir una novela con un testimonio real. Pienso que todas
las personas hayan hecho lo que hayan hecho se merecen una 2ª oportunidad, y no se les debe de
juzgarles por su pasado y poder confiar en ellos.
Me agradaría y le invito a que escriba otra novela con otro testimonio también real.
Un placer poder escribirle.
Amigo Fran:
A Luis le fui cogiendo cariño conforme avanzaba el libro. Te aseguro que no fue una
relación fácil; el intentó abandonar muchas veces, pero yo, inasequible al desaliento
hice que poco a poco me fuera relatando sus dolorosas vivencias. Tengo que
reconocer que también yo quede enganchado con su historia vital. En cuanto a la
reinserción, yo defiendo las segundas e incluso más oportunidades, ya que hacerte
consciente del problema puede llevar su tiempo, y es esa conciencia crítica la
herramienta más util para enfrentar esa realidad y superarla.
Saludos, Jesús
---
Zaragoza, a 14 de Marzo de 2017
Estimado Jesús:
Me llamo Andrea Salazar, tengo 17 años y soy una alumna del IES Valdespartera.
Actualmente estamos leyendo su libro “El Grumión de la Niebla” y tanto a mí como a mis
compañeros nos está gustando mucho.
Personalmente este libro me gusta porque habla de la vida real, de hechos que suceden a diario y
que para muchas personas es mejor no hablar. Creo que esta historia nos puede hacer reflexionar y
hacernos dar cuenta de que es muy importante no tener que perder algo para saber lo que tenemos.
Por ejemplo, el simple hecho de tener libertad, o el ver a nuestra familia cada día para un preso más
que algo normal es un privilegio.
Por otra parte, algo que me llamó la atención fue cuando se juntaba el amor entre Luis y Laura con
el mundo de las drogas, ya que me hizo recordar a una persona a la que admiro mucho y ya no está.
Me gustaría poder leer más libros suyos, y si se decide a escribir otro, tendrá unos cuantos lectores
asegurados.
Esperamos poder conocerlo algún día
Un saludo
Amiga Andrea:
La familia junto con la escuela son instituciones fundamentales en el crecimiento y
desarrollo integral de nuestros hijos. Una persona sin familia no es nada, hay que
creer en la familia y defenderla, aunque teniendo en cuenta que un hijo es un fin en si
mismo, que debemos prepararlo para que tome sus propias decisiones con
información y madurez. Los padres tendemos a pensar que son una propiedad
nuestra con lo cual sentimos la tentación de fiscalizar sus actos. Eso si, según
avanzan en edad y nos maduramos es más fácil ir soltando amarras.
Esto pasa en algunas parejas: ese amor posesivo, controlado es algo enfermizo, que,
sobre todo en el caso de las mujeres hay que evitar por parte de sus parejas.
En cuanto al consumo de drogas parece estar relacionado con la búsqueda de nuevas
sensaciones, al principio engañosamente placenteras; pero los paraísos artificiales
son efímeros te llevan a la adicción, un mundo que te acaba destruyendo mental,
física y emocionalmente provocando un inmenso dolor al que las consume y a los
seres cercanos a él.
El amor de Luis y Laura, en las circunstancias en que se vivió, no podía funcionar:
Laura es destruída por las drogas y pasa bastantes temporadas en el psiquiátrico.
Luis, sin su madre, Carmen, que ha fallecido, no hubiese salido de ese mundo nunca .
La familia le ha arrastrado a una nueva vida, y que decir de su pequeña, a la que
lleva de vez en cuando a ver a su madre.
Tengo que decir con gran satisfación que hoy Luis es otra persona distinta que de la
época en que empezamos el libro.
Saludos, Jesús
---
Estimado Jesús Tirapo García
Quería decirle que la historia del Grumión de la Niebla la empezamos a leer en clase y nos está gustando y a la vez emocionando, porque como la historia de Luis es una historia real, es como si atendiéramos más a lo que pasa en la historia.
También quería decirle que me gusta mucho la forma que tiene de escribir, porque hace que el lector se meta en el papel de Luis.
Por último decirle que esperamos que tenga usted un hueco algún día para venir a visitarnos o ir nosotros a visitarle.
Espero que haga más libros y que sean igual o más interesantes que el Grumión de la Niebla.
Un saludo del alumno Luis Moreno de 4ºC Agrupado del instituto Valdespartera de Zaragoza.
Amigo Luis:
Me gustaría complacerte y poder ir a visitarte a ti y a todos tus compañeros, para
hablar largo y tendido de temas que fuesen importantes para vosotros. Yo no es que
sea más inteligente que tú, lo que si soy mayor que tú, he vivido más y con gran
intensidad, por lo cual he observado los matices de la vida.
Los años te aportan experiencia, y recuerda, la información veraz es el mayor
enemigo de la desinformación.
Saludos, Jesús
---
Jesús Tirapo García
Nada más y nada menos es un placer escribirle y felicitarle por tal obra que ha creado. A mis
compañeros y a mí nos ha “enganchado”, ya que es una historia real, cercana a nosotros con el
protagonista real y con los sucesos en la misma ciudad que nosotros. Por eso nos hemos aferrado un
poco más.
Otra cosa que me gustaría saber es el ¿Por qué? De esta historia, es lo que diría tener “cojones” a
meterse en la vida de este hombre y escribir un libro sobre él.
Nabil Zourafy
14/03/2017
Amigo Nabil:
Yo conocí a Luis de niño, por entonces era muy popular entre sus amigos; era
atractivo, con unos grandes ojos azules, era corpulento, un desarrollo físico
envidiable. Con el paso del tiempo le perdí la pista y cuando lo volví a ver me
impacto, no me lo podía creer: su deterioro físico era tremendo: su aseo dejaba
mucho que desear, le faltaban piezas dentales, un¡a pena.
Le pregunté que le había pasado y el me empezó a contar; sentí un dolor agudo al
ver su vulnerabilidad, su vacio emocional.
La soledad no vuelve a nadie mejor, el solitario se vuelve más insociable y rechaza
cualquier acercamiento, algo que me lleva a preguntarme porque las personas que
más ayuda necesitan son las que con más fuerza la rechazan.
Saludo, Jesús
--- --- ---
CONCLUSIÓN
Entiendo que como jóvenes os identifiqueís con Luis, ese joven intrépido, aventurero,
inocente y vulnerable, pero, por un momento, con vuestro permiso voy a usurpar la
figura de vuestro docente, Javier, utilizaré a los clásicos como Séneca; el manejaba
una diferente concepción de la mente. Los argumentos, por muy lógicos que sean,
pueden escurrirse del frágil dominio de la mente a menos que se fijen en ella
mediante imágenes. Precisamos metáforas para hacernos una idea de lo que no
puede verse ni tocarse, si no queremos olvidarlo.
Utilizaré una metáfora que resulta muy atractiva en base a la distinta mirada de tres
artistas que hacen una interpretación sobre la guerra: la rendición de Granada, por
Pradilla; la rendición de Breda, por Velazquez; dos pintores académicos que buscan
más una composición academicista que visualmente agrade a los ojos del que
contempla dichos cuadros. En contraposición tenemos a Goya que utiliza la verdad
desnuda en la que nos retrata con grán realismo en su obra “Los fusilamientos de la
montaña de Príncipe Pio”entre otras. El terror que percibimos en las víctimas al
contemplarlo daña los ojos y el ánimo, porque el miedo también lo sentimos en “La
carga de los Mamelucos”. Como vemos dos formas de expresar lo mismo con estilos
diferentes, con resultados distintos que provocan distintas apreciaciones. Porque la
“verdad” es lo más revolucionario que tenemos.
Deciros también que soy padre de familia: tengo 62 años dos hijos y mi mujer Teresa
es importantísima para mi, ya que todo lo importante lo compartimos: Quiero que
sepais que ella también ha trabajado en este libro hasta su satisfactoria finalización.
Quiero deciros que hoy es un día importante para mi, porque de alguna forma hemos
conseguído socializar la cultura, y para un viejo socialdemócrata como yo es un
gran motivo de alegría.
Siempre a vuestra disposición Jesús y Teresa
Nota; seguro que vuestro profesor os explica el significado de la metáfora, aunque
estoy seguro que dado el nivel de vuestras preguntas lo entendereís, solos
perfectamente.
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