La novela Seda es una gran novela de viajes, el viaje meramente físico de trasladarse a otros lugares y el viaje o cambio interior de conocer otras culturas distintas a la de uno mismo, van provocando en nuestro interior una progresiva mudanza en muchos aspectos, que acaba transformándonos de forma notable.
Podemos debatir sobre a que género pertenece según el punto de vista de cada lector pero, eso sí Seda es uno de los libros más logrados de la literatura actual.
La hacen especialmente atractiva las claves que el autor nos da en forma de metáforas para expresarnos lo que el personaje Hervé Joncourt está viendo en ellas.
El ofrecimiento al alcalde del pueblo de una bufanda de seda nos está diciendo que hay un ofrecimiento más global que la prenda misma. Nos habla de visión comercial, dinamismo, viajes, conocimientos y enriquecimiento personal, no solo económico. Es algo más.
La figura de Baldabiou cumple el papel del mentor de Hervé. El va a propiciar el profundo cambio que éste va a vivir. Comienza por abrirle los ojos a otras posibilidades y Hervé deja la milicia por la aventura.
En uno de sus viajes a un Japón en guerra nos habla de un Hervé valiente e ilusionado por volver al lugar que marco su vida. La otra opción de seguir con la industria de la seda en su pueblo pasaría por el avance de estudios científicos todavía que un tal Pasteur está llevando a cabo pero que están en fase incipiente.
En cuanto a la metáfora de los pájaros en la jaula y el silencio y el recogimiento de la casa de Hara Kéi, le hace ver que la introspección puede ser también muy rica y ser una gran expresión de vida.
Cuando el se dedica en su pueblo a construir una pajarera nos indica que su visión del mundo después del viaje ha cambiado. Muestra un respeto mayor hacía otras formas de vida incluso las más pequeñas, en este caso pájaros.
Siente toda la energía vital del lago como reflejo de su situación emocional pasada y actual.
Madame Blanche ve en Hélene la mujer que hace todo lo posible por su esposo, incluso intentar inventarse un amor oculto que le haga feliz. Un amor japonés como el país que le cambió la vida, Hélene es una mujer que ama y comprende a Hervé como él no imagina hasta que descubre que ella fue la autora de la carta. Ese descubrimiento provoca en él un sentimiento de pérdida de oportunidad para haber aprovechado esa relación con Hélene. Vivió sin percatarse de la gran sensibilidad de su esposa.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
SEDA (Alessandro Baricco)
La novela Seda es una pequeña joya de unas cuantas hojas sobre la que se puede discutir si es o no una novela propiamente dicha, aunque no importa a que genero pertenece, ni las dimensiones materiales del texto, Seda es una de las más logradas novelas de la literatura universal contemporánea.
El personaje central de la novela Hervé Joncour es un hombre de vida pequeña tradicional y religiosa, que después de sus viajes al Japón verá su vida quebrada
de manera dramática.
El mítico Baldabiou atesora las memorias del pueblo, es respetado por todos y es el verdadero mentor de Hervé Joncour que es elegido por éste para realizar un viaje al Japón que es como decir al otro extremo del mundo lugar donde se producen las mejores sedas.
De ahí en adelante la novela se introduce en el atractivo misterio del mundo oriental, en la fascinación de lo desconocido. El misterio, lo inexplicable, las rudas costumbres del mundo oriental han vencido a la estirpe de la razón cartesiana, sobre la que se ha edificado toda la cultura occidental. Lo que desconcierta en esta pequeña novela es que el rapto de la razón atraviesa por una oscuridad, que el lector no nota, y ni siquiera toma en cuenta. El Hervé Joncour que regresa del Japón prendido a la peculiar historia de amor que ha vivido, no puede ser explicado con el instrumental de la razón analítica que la herencia francesa posee desde Renato Descartes.
Este libro no parece una novela y ni siquiera un cuento, sino que es una historia que empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil en una jornada de viento.
Eso sí no se trata de cualquier historia, y tampoco es contada de cualquier manera. Desde un ritmo cuidadosamente estudiado, contiene melancolía, de acontecimientos, personajes que se asoman y desaparecen...Pocos escritores pueden decir tanto en tan pocas páginas, porque al final es el lector quien tiene que recomponer los restos de una historia dispersa que es sin embargo bien sencilla.
Seda parece una historia de amor, pero si sólo fuera eso no habría valido la pena contarla. Tal vez esa sea la atmósfera que nos sumerge en una historia que es tantas cosas al mismo tiempo.
Al final la dicotomía entre la razón, los sentidos y lo empírico queda de manifiesto en esta historia. Heléne, mujer de Hervé Joncour es sacrificada en ese intento de recuperarlo Baldabioru desaparece cuando sabe que su pupilo esta preparado, Madame Blanche es rechazada a pesar de dejar la puerta medio abierta y Hervé Joncour alrededor de una hoguera que preside un arbol de morera símbolo de paz cuenta las historias de sus viajes la transformación de su vida, Ya no es el mismo, ha cambiado.
El personaje central de la novela Hervé Joncour es un hombre de vida pequeña tradicional y religiosa, que después de sus viajes al Japón verá su vida quebrada
de manera dramática.
El mítico Baldabiou atesora las memorias del pueblo, es respetado por todos y es el verdadero mentor de Hervé Joncour que es elegido por éste para realizar un viaje al Japón que es como decir al otro extremo del mundo lugar donde se producen las mejores sedas.
De ahí en adelante la novela se introduce en el atractivo misterio del mundo oriental, en la fascinación de lo desconocido. El misterio, lo inexplicable, las rudas costumbres del mundo oriental han vencido a la estirpe de la razón cartesiana, sobre la que se ha edificado toda la cultura occidental. Lo que desconcierta en esta pequeña novela es que el rapto de la razón atraviesa por una oscuridad, que el lector no nota, y ni siquiera toma en cuenta. El Hervé Joncour que regresa del Japón prendido a la peculiar historia de amor que ha vivido, no puede ser explicado con el instrumental de la razón analítica que la herencia francesa posee desde Renato Descartes.
Este libro no parece una novela y ni siquiera un cuento, sino que es una historia que empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil en una jornada de viento.
Eso sí no se trata de cualquier historia, y tampoco es contada de cualquier manera. Desde un ritmo cuidadosamente estudiado, contiene melancolía, de acontecimientos, personajes que se asoman y desaparecen...Pocos escritores pueden decir tanto en tan pocas páginas, porque al final es el lector quien tiene que recomponer los restos de una historia dispersa que es sin embargo bien sencilla.
Seda parece una historia de amor, pero si sólo fuera eso no habría valido la pena contarla. Tal vez esa sea la atmósfera que nos sumerge en una historia que es tantas cosas al mismo tiempo.
Al final la dicotomía entre la razón, los sentidos y lo empírico queda de manifiesto en esta historia. Heléne, mujer de Hervé Joncour es sacrificada en ese intento de recuperarlo Baldabioru desaparece cuando sabe que su pupilo esta preparado, Madame Blanche es rechazada a pesar de dejar la puerta medio abierta y Hervé Joncour alrededor de una hoguera que preside un arbol de morera símbolo de paz cuenta las historias de sus viajes la transformación de su vida, Ya no es el mismo, ha cambiado.
A modo de introducción...
Reflexiones de Jorge Luis Borges acerca del libro
De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación.
Una biblioteca es una especie de gabinete mágico. En ese gabinete mágico están encantados los mejores espíritus de la humanidad, pero esperan nuestra palabra para salir de su mudez. Tenemos que abrir el libro, entonces ellos despiertan.
Pienso que el libro es una de las posibilidades de felicidad que tenemos los hombres.
Se habla de la desaparición del libro; yo creo que es imposible. Un libro se lee para la memoria
Tomar un libro y abrirlo guarda las posibilidades del hecho estético. ¿Qué son las palabras acostadas en un libro? ¿Qué son esos símbolos muertos? Nada absolutamente. ¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cuero, con hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez.
Si leemos un libro antiguo es como si leyéramos todo el tiempo que ha transcurrido desde el día en que fue escrito y nosotros. Por eso conviene mantener el culto del libro. El libro puede estar lleno de erratas, podemos no estar de acuerdo con las opiniones del autor, pero todavía conserva algo sagrado, algo divino, no con respeto supersticioso, pero sí con el deseo de encontrar felicidad, de encontrar sabiduría.
[Tomado de la conferencia “El libro” recogida en el volumen Borges oral, Buenos Aires, 1979 ]
De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación.
Una biblioteca es una especie de gabinete mágico. En ese gabinete mágico están encantados los mejores espíritus de la humanidad, pero esperan nuestra palabra para salir de su mudez. Tenemos que abrir el libro, entonces ellos despiertan.
Pienso que el libro es una de las posibilidades de felicidad que tenemos los hombres.
Se habla de la desaparición del libro; yo creo que es imposible. Un libro se lee para la memoria
Tomar un libro y abrirlo guarda las posibilidades del hecho estético. ¿Qué son las palabras acostadas en un libro? ¿Qué son esos símbolos muertos? Nada absolutamente. ¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cuero, con hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez.
Si leemos un libro antiguo es como si leyéramos todo el tiempo que ha transcurrido desde el día en que fue escrito y nosotros. Por eso conviene mantener el culto del libro. El libro puede estar lleno de erratas, podemos no estar de acuerdo con las opiniones del autor, pero todavía conserva algo sagrado, algo divino, no con respeto supersticioso, pero sí con el deseo de encontrar felicidad, de encontrar sabiduría.
[Tomado de la conferencia “El libro” recogida en el volumen Borges oral, Buenos Aires, 1979 ]
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